Incontinencia fecal: una afección común y tratable en mujeres

La incontinencia fecal es una condición que puede generar un gran impacto en la calidad de vida de las mujeres que la padecen, afectando su confianza y limitando sus actividades diarias. Se define como la pérdida recurrente e incontrolada de materia fecal, de al menos un mes de duración, en un individuo de más de cuatro años de edad. Esta disfunción afecta a entre el 7% y el 15% de la población.

Es multifactorial y se clasifica en tres tipos principales:

  • Incontinencia pasiva: Pérdida de heces sin la sensación de urgencia.
  • Incontinencia de urgencia: Necesidad urgente de evacuar sin poder controlar la defecación.
  • Incontinencia tipo manchado: Pequeñas pérdidas de materia fecal que no se notan completamente, pero pueden generar incomodidad.

Las causas de esta disfunción pueden ser diversas, incluyendo lesiones en los esfínteres anales tras el parto o cirugías, neuropatías que afectan el control muscular, prolapsos rectales o episodios repetidos de diarrea. En muchos casos, la debilidad del suelo pélvico o una alteración en la coordinación de los músculos que regulan la evacuación juegan un papel fundamental.

Entre sus principales causas se encuentran:

  • Lesión en los esfínteres anales por traumatismos (partos difíciles, operaciones,  cirugías perineales…)
  • Neuropatías. Enfermedades que afectan los nervios que controlan la continencia fecal, como la esclerosis múltiple o la diabetes.
  • Alteraciones anatómicas del suelo pélvico (prolapsos, descenso del periné…)
  • Enfermedades Inflamatorias. Como la enfermedad inflamatoria intestinal, que debilita los tejidos.
  • Diarreas crónicas: Que provocan daños a nivel de los esfínteres.

El tratamiento de la incontinencia fecal depende del origen del problema pero en la mayoría de los casos puede mejorar significativamente. Aunque puede ser embarazosa y debilitante, es una afección tratable pero requiere un enfoque personalizado. Un tratamiento adecuado que combine fisioterapia del suelo pélvico, cambios en la dieta y hábitos intestinales (ingesta de fibra, antidiarreicos, evacuación programada), la reeducación peri-anal, y, cuando sea necesario, intervención médica, puede elevar la calidad de vida de las mujeres afectadas.